En los últimos años hemos sido testigos de una verdadera revolución en la forma en que compramos y consumimos. Uno de los ejemplos más recientes de este fenómeno es el fenómeno Labubu. Estas pequeñas y coloridas figuras en formato de “blind box” han conquistado TikTok, Instagram y los corazones de miles de coleccionistas en todo el mundo.
El artículo que estás leyendo intenta comprender este fenómeno. Nos preguntamos por qué nos dejamos arrastrar por la vorágine del consumo, cómo funcionan los mecanismos detrás del hype viral y qué hace que cedamos con tanta facilidad a la presión social. También analizaremos la psicología de las compras, el efecto FOMO, las consecuencias de acumular en exceso objetos y las alternativas que permiten recuperar el control sobre nuestras elecciones.
Índice
1. Introducción
2. El fenómeno de las figuras Labubu y el hype viral
3. El mecanismo de los “blind box” y la psicología del FOMO
4. La sobreconsumo en la práctica: qué ocurre tras la compra
5. Consecuencias sociales de las compras compulsivas
6. Alternativas: consumo consciente y eco-gadgets
7. Conclusión
8. FAQ
El fenómeno de las figuras Labubu y el hype viral
Las pequeñas y adorables figuras Labubu se han convertido en uno de los símbolos más representativos de la cultura de consumo actual. Diseñadas por el artista hongkonés Kasing Lung y producidas por la empresa POP MART, han conquistado a coleccionistas de todo el mundo. Aunque a simple vista son solo juguetes, su popularidad trasciende el entretenimiento infantil: se han transformado en un “must-have” de moda y en parte de un estilo de vida, impulsado por las redes sociales y el marketing viral.
Cómo las redes sociales moldean las tendencias de consumo
Plataformas como TikTok, Instagram o YouTube son hoy los principales motores que impulsan el hype en torno a Labubu. Son los algoritmos los que determinan qué se vuelve tendencia, y no la publicidad tradicional.
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Los vídeos de unboxing de los “blind box” con figuras Labubu generan millones de visualizaciones.
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Hashtags como #Labubu, #POPmart o #BlindBox marcan tendencia a nivel global.
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Los influencers muestran sus colecciones, generando presión social para tener las ediciones más recientes.
Como resultado, ya no compramos lo que necesitamos, sino lo que está de moda. Las redes sociales alimentan la sensación de que, si no tienes un Labubu, te quedas fuera del círculo.
Labubu como “must-have”
La popularidad de las figuras Labubu radica en que su valor es emocional más que funcional. No cumplen ninguna utilidad práctica, pero se han convertido en un símbolo de estatus y de pertenencia a una subcultura.
Los coleccionistas buscan hacerse con los modelos más raros, y poseer ediciones limitadas es una forma de destacar tanto en internet como entre amigos. POP MART limita deliberadamente la disponibilidad de ciertas versiones, lo que aumenta su atractivo y genera un efecto de exclusividad. Cada nuevo lanzamiento es una carrera: el primero en llegar es el que gana.
El origen de la popularidad – el papel de TikTok, Instagram e influencers
Han sido las redes sociales las que llevaron a Labubu a la cima de la popularidad:
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TikTok – los vídeos cortos y dinámicos de apertura de “blind box” funcionan como un juego de azar visual. Los espectadores esperan ver si aparece una figura limitada.
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Instagram – los coleccionistas crean galerías estéticas de sus adquisiciones, convirtiendo a Labubu en parte de su estilo de vida.
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Influencers – muchos de ellos reciben las series más recientes antes que nadie, generando la sensación de que debes tenerlas si quieres estar al día.
Lo importante es que el hype es en gran parte orgánico: son los propios usuarios quienes crean el contenido que alimenta el interés. Bastan unos cuantos vídeos virales para que nuevas series desaparezcan de las tiendas en cuestión de minutos.
El mecanismo de los “blind box” y la psicología del FOMO
El fenómeno de las figuras Labubu y su enorme popularidad se basan en gran medida en la estrategia de venta en formato “blind box”. No se trata solo de una táctica de marketing: es un mecanismo psicológico cuidadosamente diseñado que aprovecha el funcionamiento de nuestro cerebro, las recompensas dopaminérgicas y la presión social.
Qué son los “blind box” y por qué actúan sobre nuestro cerebro
Los “blind box” son pequeñas cajas en las que se oculta una figura de la serie correspondiente. El comprador no sabe qué modelo adquiere: todo el contenido es una sorpresa. En el caso de Labubu, las series producidas por POP MART suelen incluir varias variantes:
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modelos estándar – disponibles en mayor cantidad,
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ediciones limitadas – mucho más escasas y difíciles de conseguir,
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“chase figures” – figuras ultrararas que se convierten en objeto de deseo de los coleccionistas.
Este modelo funciona como un juego de azar. El comprador paga no solo por el producto, sino también por la emoción del descubrimiento. El mecanismo se asemeja al del juego: cada vez que abres una caja, sientes una explosión de tensión y entusiasmo. Esa incertidumbre es lo que nos impulsa a intentarlo otra vez y… comprar otra caja.
El papel de la dopamina en el proceso de compra
La fascinación por los blind box se debe a nuestro propio cerebro, concretamente al sistema de recompensa. Cuando algo nos emociona, el cerebro libera dopamina, el neurotransmisor responsable de la sensación de placer y motivación.
En el caso de Labubu, funciona así:
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La expectativa – desde el momento de la compra sentimos emoción, porque existe la posibilidad de conseguir un modelo raro.
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El descubrimiento – el instante de abrir la caja provoca una fuerte descarga de dopamina.
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La recompensa o la decepción – si conseguimos una figura especial, la satisfacción es enorme; si no, a menudo queremos volver a intentarlo para “compensar la pérdida”.
Esa combinación de incertidumbre y recompensa activa mecanismos similares a los de las máquinas tragaperras. POP MART sabe perfectamente lo poderoso que es este estímulo, por eso limita la disponibilidad de ciertos modelos, reforzando la sensación de exclusividad y competencia.
FOMO — la presión social y el efecto “todos lo tienen”
El fenómeno FOMO (Fear of Missing Out, es decir, “miedo a quedarse fuera”) es uno de los principales motores que impulsan la compra de figuras Labubu. Las redes sociales juegan aquí un papel fundamental:
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En TikTok e Instagram vemos vídeos de coleccionistas que muestran las series más recientes.
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En los grupos de fans, más y más personas presumen de sus adquisiciones.
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Se genera la sensación de que debes sumarte a la tendencia, porque si no, te lo estás perdiendo.
El FOMO es especialmente fuerte cuando se trata de ediciones limitadas. Saber que una figura puede desaparecer para siempre del mercado aumenta la presión por comprarla.
La sobreconsumo en la práctica: qué ocurre tras la compra
Compramos, abrimos, nos emocionamos… y luego dejamos la figura en la estantería. Lo que al principio parecía una fuente de alegría y satisfacción, muy pronto se convierte en otro objeto más acumulando polvo. El fenómeno Labubu encaja a la perfección en el problema más amplio del sobreconsumo: adquirir cada vez más cosas que no necesariamente necesitamos, solo porque nos proporcionan un chute momentáneo de emoción.
Hogares saturados, caos creciente y “colecciones de polvo”
Las figuras Labubu, aunque pequeñas, comparten una característica: cada vez son… más numerosas. Para muchos, la compra de una o dos figuras es solo el comienzo. Se dejan arrastrar a la espiral del coleccionismo:
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Compran nuevas series porque “tienen que completar los modelos que les faltan”.
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Encargan nuevas ediciones antes de haber abierto las anteriores.
El resultado es que nuestros hogares se van saturando cada vez más. Las figuras dejan de ser recuerdos especiales y se convierten en parte de una masa de objetos que simplemente… acumulan polvo. Es la paradoja del coleccionismo contemporáneo: la persecución de novedades suele llevar más al caos que a la satisfacción.
La paradoja de la satisfacción: por qué compramos pero no somos más felices
La psicología del consumo demuestra que la satisfacción de una compra es efímera. Así es como funciona este mecanismo:
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Antes de la compra – nos emociona la posibilidad de conseguir algo especial.
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En el momento de la compra – sentimos una oleada de felicidad y dopamina.
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Después de la compra – el efecto se desvanece rápidamente y las emociones bajan.
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Poco después – empezamos a buscar la siguiente “recompensa”.
Mecanismo de la “cinta hedónica” — necesidad constante de novedades
Este fenómeno, al que los psicólogos llaman cinta hedónica (hedonic treadmill), es clave para entender el sobreconsumo. Consiste en que:
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Cuando conseguimos algo nuevo, sentimos una felicidad momentánea.
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Al poco tiempo, el cerebro se acostumbra y el nivel de satisfacción baja.
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Necesitamos algo nuevo para volver a sentir emoción.
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El ciclo se repite — y nunca termina.
Consecuencias sociales de las compras compulsivas
El fenómeno de las figuras Labubu es algo más que una moda pasajera: es un síntoma de cambios más profundos en nuestra cultura del consumo. Por un lado, mecanismos psicológicos como la búsqueda de dopamina nos empujan a comprar cada vez más. Por otro, la escala de la producción y el uso efímero de los productos tienen consecuencias graves para el medio ambiente y para nuestro estilo de vida.
Cómo la cultura de la gratificación inmediata cambia nuestros hábitos
El consumidor actual está inmerso en un mundo de gratificación inmediata. Las redes sociales, el marketing y los algoritmos de las plataformas de compra nos bombardean sin descanso con contenidos que buscan provocar un impulso: «compra ahora».
Este ciclo no termina con las figuras. El fenómeno se traslada a otras áreas de la vida: fast fashion, electrónica, cosmética, juegos móviles… Es una cultura en la que queremos “más” y “más rápido”, y nuestras decisiones de compra cada vez menos responden a necesidades reales.
Impacto ambiental: microplástico, residuos y emisiones de CO₂
Cada vez que compramos una figura Labubu, también compramos una parte del problema ecológico. Aunque una figura pueda parecer inofensiva, a escala masiva el efecto es enorme:
1. Microplástico y residuos
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Las figuras Labubu, producidas por POP MART, se fabrican principalmente con vinilo y otros plásticos.
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La producción de estos materiales genera residuos difíciles de gestionar.
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Con el tiempo, cuando las figuras acaban en vertederos, se degradan liberando microplásticos en el suelo y en el agua.
2. Sobreproducción de envases
Los “blind box” agravan todavía más el problema:
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Cada figura viene en una cajita, dentro de la cual hay una bolsa protectora.
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Para un cliente que compra varias o decenas de cajas, esto genera grandes cantidades de residuos — a menudo totalmente de un solo uso.
3. Huella de carbono (CO₂)
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Las figuras Labubu se producen principalmente en Asia y luego se transportan a todo el mundo.
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El transporte aéreo y marítimo incrementa notablemente las emisiones de CO₂.
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Además, la creciente demanda de nuevas series obliga a una producción intensiva que consume energía y recursos naturales.
Alternativas: consumo consciente y eco-gadgets
Tras comprender cómo funciona el mecanismo del sobreconsumo, vale la pena reflexionar sobre cómo romper la espiral del frenesí de compras. La creciente conciencia ecológica y la necesidad de minimalismo hacen que cada vez más personas busquen maneras alternativas de disfrutar de los productos — opciones duraderas, funcionales y respetuosas con el medio ambiente.
Cómo frenar la fiebre consumista – consejos prácticos
En lugar de renunciar por completo al placer de comprar, podemos aprender a hacerlo de forma más inteligente. Aquí van algunas estrategias:
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Haz una lista de necesidades – antes de comprar algo, pregúntate si realmente lo necesitas o si es solo un impulso momentáneo.
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Retrasa la decisión – si algo te tienta, espera 24–48 horas. Muchas veces, después de ese tiempo, el deseo desaparece.
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Fija un presupuesto para caprichos – date el gusto, pero dentro de límites razonables.
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Valora lo que ya tienes – antes de comprar otra figura, mira tu colección. ¿De verdad te falta una más, o es la presión de la moda?
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Elige calidad en lugar de cantidad – los productos duraderos, funcionales y sostenibles ofrecen satisfacción más prolongada.
Este enfoque no solo ayuda a controlar los gastos, sino que también reduce la sensación de caos y disminuye nuestro impacto en el medio ambiente.
La tendencia hacia el minimalismo y los productos “less waste”
Cada vez más personas descubren que tener menos puede significar más. El minimalismo no consiste en renunciar a todo, sino en elegir de forma consciente aquello que realmente tiene valor.
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El minimalismo nos enseña a rodearnos de productos duraderos, funcionales y estéticamente agradables.
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El movimiento less waste apuesta por reducir la generación de residuos mediante la compra de artículos reutilizables o fabricados con materiales reciclables.
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En consecuencia, compramos menos, pero mejor: productos que duran años en lugar de convertirse en otro “atrapapolvo”.
Corcho natural – el ejemplo perfecto de eco-producto
Uno de los mejores ejemplos de producción sostenible es el corcho natural. Es un material renovable, obtenido de la corteza del alcornoque, con un enorme potencial en el mundo de los gadgets ecológicos.
¿Por qué el corcho es ecológico?
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Su extracción no requiere talar los árboles — el árbol permanece vivo y se regenera.
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La producción genera residuos mínimos y una huella de carbono casi nula.
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El corcho es biodegradable y totalmente reciclable.
Ejemplos de gadgets de corcho
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Esterillas para fitness y yoga – antideslizantes, duraderas y naturalmente resistentes a la humedad.
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Globos terráqueos y decoraciones – ligeros, estéticos y de diseño.
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Tazas térmicas y posavasos de diseño – combinan estilo y funcionalidad.
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Bolígrafos – agradables al tacto.
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Carteras, fundas, bolsos y mochilas – ligeros, resistentes y repelentes al agua.
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Paraguas – una alternativa eco.
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Sandalias y calzado – amortiguadores, cómodos y transpirables.
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Organizadores de escritorio – soluciones elegantes para guardar accesorios.
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Marcos para fotos – minimalistas y naturales.
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Ratones para portátil – ergonómicos, ligeros y agradables al tacto.
Conclusión
El fenómeno de las figuras Labubu ilustra perfectamente cómo las redes sociales, el mecanismo de los blind boxes y el efecto FOMO influyen en nuestras decisiones de compra. Nos atrapa la emoción de descubrir, la carrera por las ediciones limitadas y la presión de “todos lo tienen”. Sin embargo, la satisfacción es pasajera y las compras repetidas terminan en estanterías abarrotadas, caos y una sensación de vacío.
La alternativa es el consumo consciente: elegir productos duraderos, prácticos y sostenibles. Un buen ejemplo son los gadgets de corcho natural, que combinan estética, funcionalidad y respeto por el medio ambiente. En lugar de otra figura que pronto pierde valor, podemos optar por objetos que nos acompañen durante años y al mismo tiempo apoyen la filosofía less waste.
FAQ – Preguntas frecuentes
1. ¿Cómo sé si he caído en la espiral del sobreconsumo?
Si compras figuras u otros productos por impulso y la mayoría terminan en una estantería perdiendo tu interés rápidamente, es una señal de alerta. Lo clave es observar tus emociones: si compras para combatir el aburrimiento, seguir una moda o aliviar el estrés, conviene detenerse.
2. ¿Qué puedo hacer con las figuras que ya no quiero?
En lugar de tirarlas, considera:
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venderlas en plataformas de coleccionistas,
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intercambiarlas en grupos de fans,
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donarlas a alguien que realmente las valore.
Así reduces residuos y das una segunda vida a los objetos.
3. ¿Cómo evitar compras motivadas por el FOMO?
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Aplica la regla de “24-48 horas” — espera antes de comprar.
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Desactiva notificaciones de lanzamientos y promociones si te generan presión.
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Recuerda que lo que hoy es tendencia, mañana puede estar olvidado.
4. ¿Por qué elegir productos de corcho natural?
El corcho natural es un material renovable y ecológico. Los gadgets elaborados con él tienen verdadero valor práctico — esterillas de fitness, posavasos, carteras, marcos para fotos, organizadores, tazas o incluso ratones para portátil. Son una forma de reducir residuos y apoyar la filosofía less waste.
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